Así como el cielo, el infierno, lo que es arriba es abajo, lo que pertenece al plano de la realidad hace parte también de las premoniciones mentales, los miedos y el terror a que aquel pedazo de tierra que conocemos, memoria, historia individual y colectiva un día desaparezca. ¿Qué pasa si desaparece?, ¿Quién podrá hablar de lo vivido?
Esta es una selección de 4 obras conectadas con la extrañeza de las emociones más primitivas, la felicidad de un recuerdo y lo aterrador de un exilio; así mismo, están atravesadas por los límites de un todo, el océano, las rocas, el cielo; son eternos testigos de la vida y la muerte, contienen las evidencias de un pasado y se conectan con la materia como memoria viva. Reflejan la fugacidad de nuestras vidas y la eternidad del eco que han formado nuestras voces.
Esta selección también le da un poder a la palabra propia y las imágenes que parten de cuestionamientos personales para encontrar caminos nuevos e inexplorados en la resistencia política. Por un lado, la mirada individual atormentada por la muerte, las noticias, las guerras, las vidas que luchan hasta desaparecer. Y el desenlace de un todo caótico para desarrollar en la observación otras formas de construir pensamiento con retazos, pedazos de voces, gritos y susurros que se unen como rituales colectivos para generar magia, escapar, poder hundirse, vivir el presente fuera de los límites de las emociones.
Curadora:
Alejandra Rocas