Colombia, selva del Putumayo, principios del siglo XX. Una pequeña rana de la familia de los dardos venenosos es recogida como muestra de campo por parte de un científico que desea aislar el principio activo del Yagé. La rana es sometida a una dura prueba que excede la fragilidad de su cuerpo. Un sueño que se convierte en pesadilla, que impulsa a la rana en un bucle imposible y nos habla de la necesidad urgente por retomar el diálogo con la imagen y hacernos cargo de nuestra parte en el todo de la naturaleza.

Concepto: La rana se convierte en vehículo de revelación a través del cual nosotros como artistas y cineastas queremos hablar del nacimiento de una imagen: que a veces es necesario morir para volver a nacer, que existe un movimiento oscilante entre el adentro y el afuera de la mente humana, y que ese equilibrio quizá se encuentre roto (¿para siempre?) por estar exclusivamente concentrados en nosotros mismos, olvidando la fragilidad de nuestro entorno.

Técnica: mezcla de técnicas y recursos como el rotoscopiado, animación cut-out análoga y digital, collague, animación tipo cartoon 2D que a su vez recurre a la combinación de técnicas limitadas y medias (de 3 a 6 imágenes por segundo para la animación limitada y
de 12 para la animación media), haciendo uso de ciclos, dibujos intercalados y repeticiones, así como desplazamientos de cámara sobre imágenes estáticas. Para una de las secuencias se hicieron dibujos con acrílico sobre vidrio en fondo negro, obteniendo un resultado muy vistoso a nivel visual. La tensión entre lo racional y lo irracional (que describe la propuesta a nivel temático) se traslada al plano de lo metodológico, que experimenta con las manera de ver y de hacer, con los estilos que se plasman, que necesita evidenciar la consideración por un territorio, por una idiosincrasia, por un contexto especifico.

Tratamiento: animación experimental que acude a la combinación, superposición y probable nueva recombinación de técnicas y puntos de vista sobre la materia de argumento: la triste y densa historia de la rana sometida a su implacable régimen psicodélico. La historia discurre entre algunos pocas didascalias informativas dispuestas sobre todo en la primera parte de la misma y luego se lanza en la profunda sensorialidad evocativa de los estados alterados de conciencia hasta encontrar la materia de su propia pesadilla: el objeto de esto es que el espectador se meta en la piel de la rana, que se pregunte por la rana. El tratamiento sonoro fue sumamente importante para la culminación de la propuesta y se fue haciendo y rehaciendo de manera paralela a los procesos de producción de imagen.